Érase una vez un niño llamado Wiliam que era discapacitado. Cuando nació tenia un problema en las piernas. Lo llevaron al hospital y le hicieron radiografías. Luego, después de varios días, se dieron cuenta de lo que le pasaba.
Tenía mal un hueso de las piernas. Al final le pusieron una silla de ruedas. Al ir al colegio se burlaban de él. Estaba muy triste. Sus padres le decían que aunque fuera discapacitado era como los demás. Que para ellos era igual que todo el mundo.
¿Te parece eso bien? ¿No crees que todos somos iguales? ¿Hay derecho a esto? A mí me parece que todos somos iguales y que no hay diferencia.
Todos podemos mejorar esta situación. No es justo que nos traten diferente a los que no somos discapacitados. Yo creo que todos los niños discapacitados son iguales que nosotros. Y que tenemos que ser iguales ante la ley.
“ALGUNAS VECES EL CORAZÓN VE LO QUE ES INVISIBLE A LOS OJOS”
